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Mayo 1 — Mayo 9, 2017

Exposición Colectiva de Yaol Bruin, Daniel Evo y Roit


Yaol Bruin, Daniel Evo y Roit son tres artistas mexicanos con los que he conversado recientemente sobre pintura. Esta plática ha ido por un lado de la pintura que me gusta discutir: ¿cómo funciona?.

Podríamos rápidamente comenzar a especular con esta cuestión, pero siguiendo a una suerte de eco interior a la pregunta, propongo no realmente responderla, sino ensayarla. Creo que poner en operación una pregunta del arte es ponerla en operación desde el interior de la obra, hacer uso de una suerte de impulso interceptor, que en este caso no es otra cosa que una imaginación aliada a la pintura, para detectar los signos de las fuerzas mayores y menores en juego.

Podemos seguir las vías por las que estas energías se distribuyen; en algunas ocasiones como distancias desdibujadas entre las cosas y en otras como breves acciones que seleccionan y determinan la posición de un objeto o sustancia en coordinación con su entorno. El trabajo de Daniel Evo tiene esta característica: está hecho de pequeñas decisiones que tienen que aprender a vivir juntas. No se sabe exactamente qué las ha traído aquí, una suerte de primer magnetismo que las mantiene en relación es lo único que ha quedado de un proceso en mayor o menor medida coreografiado en secreto. Este secreto me parece aliado al lugar particular que Yaol Bruin elige para hablar de una discreta alianza entre la luz que carga al color de la pintura (el color como emisión, como frecuencia) y lo que ésta respondería al afirmar la tradición del paisaje. El paisaje que imagina Yaol comparte algo con el sistema de decisiones de Daniel: la irrelevancia de estimar dónde y cuándo ambos sistemas comienzan y terminan. De alguna manera sus mecanismos están dispuestos para mantener un vínculo de tiempo – la acción, la proyección – con un sistema de gravedad específico que enlaza sus propuestas al contexto en la misma medida que el color y su materia enlazarían la percepción a la pintura.

Para Roit el problema prepara otras salidas, acumulaciones y estiramientos cuyos propósitos sugieren una pintura con un sistema vertebral alternativo, un medio viscoso casi anti-arquitectónico que pareciera estar en permanente calibración, materia cubriente que no tiene nada que cubrir, y que en sus tiempos de ocio, se cubre a sí misma.

Esta exposición no es en realidad una muestra grupal, lo que podemos ver son tres prismas distintos a través de los cuales se ha decidido quebrar el haz que viene desde la imaginación de la pintura. Perseguir y monitorear esta línea que se fuga es una tarea que requiere de constantes transformaciones, de observar las regiones entre las ideas y de ejercer, en ocasiones, una extraña inversión en las potencias de la mirada: no pintar, sino mirar hasta que la pintura ha crecido dentro de las cosas que miramos.
 

Texto escrito por Christian Camacho
Original en ARTINDF:
https://goo.gl/H6giqx

 
ExhibicionesTaco ArteTop 2, 2017